Hola a tod@s: en esta ocasión, quisiera compartir con todos/as mi visión sobre la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, LOMCE.
Al leer el nuevo borrador de la “innovadora” reforma educativa propuesta por el Partido Popular (PP), me sorprende la disparidad de criterios existente entre quienes la promueven, y las características que para muchos entendidos del tema, ha de tener una propuesta de cambio para considerarla innovadora.
Tomando como apoyatura mi formación pedagógica, empezaré por decir que, en lo que a educación se refiere, podemos considerar como innovador, todo cambio que tenga que ver con la calidad, la mejora de la enseñanza y los procesos de aprendizaje. En este sentido, es interesante puntualizar que las innovaciones tienen carácter interno y surgen de abajo hacia arriba[1]. Éstas, más bien, tienen repercusión a nivel micro, es decir, las transformaciones se producen dentro de las organizaciones, sus intenciones están estrechamente vinculadas con cambiar la cultura de los centros y en particular las prácticas docentes[2].
Normalmente, las innovaciones son propuestas por aquellas personas que están en el campo de batalla, que conocen el terreno. Éstas han de recoger los planteamientos de aquellos/as que realmente están implicados/as. Así pues, hablar de innovación en educación, es hablar de compromiso por parte del profesorado o del equipo que hace la propuesta. Las transformaciones están muy vinculadas a la praxis, siendo sus objetivos, más concretos y sus presupuestos, más realistas[3].
Al leer el nuevo borrador de la “innovadora” reforma educativa propuesta por el Partido Popular (PP), me sorprende la disparidad de criterios existente entre quienes la promueven, y las características que para muchos entendidos del tema, ha de tener una propuesta de cambio para considerarla innovadora.
Tomando como apoyatura mi formación pedagógica, empezaré por decir que, en lo que a educación se refiere, podemos considerar como innovador, todo cambio que tenga que ver con la calidad, la mejora de la enseñanza y los procesos de aprendizaje. En este sentido, es interesante puntualizar que las innovaciones tienen carácter interno y surgen de abajo hacia arriba[1]. Éstas, más bien, tienen repercusión a nivel micro, es decir, las transformaciones se producen dentro de las organizaciones, sus intenciones están estrechamente vinculadas con cambiar la cultura de los centros y en particular las prácticas docentes[2].
Normalmente, las innovaciones son propuestas por aquellas personas que están en el campo de batalla, que conocen el terreno. Éstas han de recoger los planteamientos de aquellos/as que realmente están implicados/as. Así pues, hablar de innovación en educación, es hablar de compromiso por parte del profesorado o del equipo que hace la propuesta. Las transformaciones están muy vinculadas a la praxis, siendo sus objetivos, más concretos y sus presupuestos, más realistas[3].
La foto que ilustra este post se ha extraído de: http://www.feteugtandalucia.org/andalucia/ensenanza-publica/8976 |
Al contrario que las reformas y sus macro propuestas e intenciones siempre de carácter cuantitativo, las innovaciones persiguen la calidad, los cambios que proponen son menos vastos, más puntuales, dirigidos al desarrollo de los centros y a las prácticas de aula (Guarro, 2005). Por tanto, en mi opinión, la LOMCE tiene poco de innovador puesto que, propone cambios muy generales, de fuera hacia adentro, de arriba abajo, siendo todo ello pernicioso para la educación. Tal y como se ha dicho antes, la innovación siempre está asociada a la mejora, en este caso para aseverar que esta reforma no es innovadora, no hay más que preguntarse: